domingo, julio 22, 2007

El ADN-Cínico

Estamos claros. Todos tenemos algo de cínicos dentro nuestro, y muchas veces, llevamos esa actitud en nuestro diario vivir. O quizás, sea parte de la idiosincrasia chilensis como ya muchos aseveramos. Incluso el hecho se ha "televisado", cuando distintos programas de televisión misceláneos han dado tiempo para reirse de nosotros mismos cuando entrevistan a algún santiaguino desprevenido y le consultan sobre un "personaje" de TV o famosillo.

En esos momentos aparece el transeúnte disparando a destajo contra lo pesado o estúpido que encuentra a tal o cual animador, modelo, futbolista, periodista, etc. En ese instante las preparadas cámaras enfocan al aludido, quien se esconde en medio de la multitud o detrás del mismo entrevistado. Ahí la cara del interrogado de deforma para "bajar el tono" de sus epítetos o para largarse a reír y así salir más amablemente del cacho. Allí asoman esas caritas con pequeñas sonrisas que casi piden disculpas o las palabras de buena crianza.

Pero yendo al grano, no es eso lo que me molesta o revienta - ya que todos tenemos esos casos de cinismo incorporados y necesarios también en muchas ocasiones- lo que me calienta (en el buen sentido) son esas personas que no dan puntada sin hilo para conseguir lo que desean y utilizan el Cinismo como actitud de vida para todos los ámbitos habidos y por haber.

Son esos individuos los que me han hecho -de a poco- poner barreras cuando conozco a alguien nuevo. Aunque por actitud siempre parto por confiar en todos por igual, a fe ciega, sin pensar que luego de las amabilidades de buena crianza viene el zarpazo por detrás. Peco de ingenuo y de ser derecho como me enseñaron desde pequeño.

Es obvio que a muchos nos pasa esto y que ojalá en porporciones numéricas sean siempre los menos quienes "si pueden te cagan". Ojalá la proporción siempre sea de un 80% de confiables versus un 20 % de personajes desconfiables. No obstante, a veces pienso que las cifras se han dado vuelta.

Quizás por eso he optado por no ser muy efusivo al momento de saludar a unos y otros. Porque ese cinismo de abrazar y querendonear a todo el mundo como si fueran viejos amigos de la vida es algo que me revienta y genera más desconfianza aún, ya que son esas mismas personas las que luego se lavan las manos de todo hecho para salir libres de polvo y paja.

Puede ser que también sea muy intuitivo, pero quizás tengo esa capacidad de poder diferenciar entre un trato o comportamiento sincero de otro sólo superficial y cínico. No es que ser educado sea el problema, va más allá, va en el trato diario. Allí es cuando uno puede diferenciar entre lo confiable y lo que no vale la pena.

Lo más cómico o tragicómico -en mi caso personal- es que no sé porque razón son justo esos individuos desconfiables que he detectado en mi vida, quienes más efusivos son en saludarte y tratarte, cuando ni siquiera hay confianza para ello. Uno queda medio "plop" con una sensación de extrañeza. La interrogante me ha hecho gastar bastante tiempo en dilucidar esas actitudes encubiertas.

Y mi conlusión es que simplemente son esos personajes - quienes sabiendo de su actitud cínica ante el mundo- actúan así cuando tienen a una persona leal e incluso permeable en frente. O en los casos más crónicos, no pueden quitar sus caretas de cinismo frente a nadie porque o si no dejarían al descubierto su podredumbre interior.

La típica frase, casi defensiva, que he escuchado muchas veces, del "yo no confío en nadie", no es más que una respuesta de la gente a las cuchilladas que han recibido durante sus vidas de estos desdeñables individuos, que quizás incluso han heredado estas actitudes en una especie de "ADN-Cínico", como he decidido llamarlo jajaj.

Por suerte aún no llego al nivel de poder decir como lema el no confiar en nadie. Ojalá nunca llegue a ese punto.

Google