viernes, septiembre 01, 2006

Escalona, los "chupasangre" y el negocio salmonero

Ufff! Una delicadesa y sensibilidad muy a flor de piel renació cuando el senador Camilo Escalona tildó de "chupasanges" a los empresarios que no respetaban las leyes laborales de sus trabajadores. Sitúandonos en el contexto, el senador por la Décima Región se refería específicamente a los empresarios salmoneros que no han respetado los derechos laborales en la región.

Como sabemos la Región de Los Lagos está plagada de este tipo de empresas salmoneras, "nuevos emprendimientos para dar más empleo a la zona" han dicho muchos, "la panacea laboral de la región", han discurseado otros. Mientras tanto, cuando se escarba un poquito más allá, vemos que la realidad distade ser tan auspiciosa, por lejos. Un datito solamente, el 73% de las empresas salmoneras del sur no cumplen con los mínimos derechos laborales.

Bueno volviendo a los dichos "fuertes" de Escalona, luego de pronunciar aquellas palabras en un canal de televisión, fue citado a entrevistas desde todo el resto de los canales y de la prensa en general para dar una presunta "explicación" por aquella afrenta contra los empresarios. Y el ahora llamado "Carlos Altamirano" del socialismo, según sus detractores, no hizo más que sostener sus juicios en contra de aquellos empresario que violan actualmente los derechos de sus empleados.

Entonces la pregunta que me surge en ese contexto ¿Desde hace cuántos años perdimos en la política la capacidad de decirse las cosas sin eufemismos y palabras bonitas que le bajen el "tono" a los dichos de tal o cual personero? Parece que desde hace mucho tiempo, décadas, contando que año atrás no se podía ni siquiera disentir ni decir "pío", o sino quajjj... la guillotina fusilera. Por lo mismo la mayoría de los empresarios del país se sintieron ofendidos, tocados. ¿Y por qué deberían ofenderse? Si el que nada hace, nada teme, si cumplieran efectivamente con los derechos de sus empleados no deberían si quiera sentir un escalofrío. Pero, claro, algo en el subconsciente les produjo un ínfimo remordimiento, que al exterior se expresa como alguien ofendido.

Lo paradójico fue que uno de los más ofendidos, ofendidas en este caso, fue la senadora Evelyn Matthei (UDI), quien no dudó en mostrar sus risas irónicas y dichos sarcásticos en el Congreso contra Escalona. Algo que innegablemente nos sorprende a muchos, cuando sabemos que la senadora por la Cuarta Región es una de las más hábiles descalificadoras y "tira mierda" de la Alianza, la "mujer-ventilador", según algunos.

Volviendo al tema de fondo, porque el tema base son los derechos vulnerados de los trabajadores de las salmoneras, cabe recordar, y no los dichos suaves o fuertes de fulano.

Pues bien, el 2005, la industria del salmón exportó más de un billón de dólares y hace dos meses atrás hubo una huelga en la industria Los Fiordos, que depende del Holding Agrosuper (súper pollo, súper cerdo). Los trabajadores pedían un reajuste del 15% del salario mínimo. Y la empresa les ofreció el 100% de reajuste del IPC, o sea, 0%. Esa empresa está en un proceso de expansión con los Tratados de Libre Comercio y la respuesta de la empresa fue enviar a los Carabineros en camión desde Quellón a reprimir a los trabajadores en huelga. Como es usual, esa huelga se perdió y acaban de despedir a 200 trabajadores como medida de disciplinamiento social. Todo eso ocurre en un país que se dice que está avanzando hacia la modernidad. Nosotros vemos que en el sur de Chile, hay una especie de "Farst West" desde el punto de vista social. Se dan las peores formas de explotación humana.

¿Qué otro ejemplo se quiere para ejemplificar las continuas medidas antisindicales que existen en las empresas de Chile? Hace unas tres semanas el actual Gobierno sancionó a más de 40 empresas por medidas antisindicales, las cuales se expresan en cláusulas especiales en los contratos de los empleados para no formar sindicatos que defiendan sus derechos (sin contar los que nunca son contratados) y también a aquellos que son despedidos apenas se ve que arengan a sus compañeros a demandar mejores condiciones, cualquiera que ose pararse arriba de una mesa a organizar a un grupo ya es fichado como un elemento peligroso, emancipador, es decir, "sindicalista". ¿Desde cuándo en Chile ser sindicalista es sinónimo de ser revolucionario y un mal trabajador? Me respondo solo, desde hace Décadas (del 73 en adelante se suprimieron). Es justamente esa la mentalidad que hay que extirpar de la sociedad, porque incluso la gente común en las calles ve como agitadores a los señores que luchan por sus derechos laborales. ¿Y por qué no van a hacer lo mismo los empresarios? Más que mal, es su negocio el que está en peligro, si algún grupo de sus empleados llega siquiera a organizarse para exigir dignidad laboral.

Otro ejemplo: En Chile opera una compañía transnacional noruega, con capitales estatales noruegos, que tiene altos estándares laborales y sanitarios en Noruega, pero que en Chile no los cumple. Una de sus trabajadoras abortó en la línea de producción, porque se vio obligada a ocultar su embarazo, pues el embarazo es castigado. O sea, si tenemos ese tipo de situaciones en que no se respetan las condiciones laborales mínimas en transnacionales, de las que uno espera que tengan políticas corporativas que se aplican en todo el mundo. Vemos cómo en la Décima Región compañías noruegas, españolas y japonesas aplican dobles estándares. Si analizamos, es en Chile donde están los más bajos salarios, las condiciones más precarias de trabajo, las más altas tasas de accidentes. Eso no es desarrollo.

La gente de Chiloé debería ser la más contenta del país por el enorme crecimiento de la industria salmonera, pero no es así. Siguen recibiendo los mismos salarios de 115 mil pesos. Tienen contratos por menos del salario mínimo y si alcanzan un sueldo más o menos digno es gracias a las horas extras. Esto implica que los trabajadores laboran hasta 14 horas diarias, para obtener un salario de 180 mil pesos al mes. ¿De qué "boom salmonero" estamos hablando? Los empresarios del salmón, chilenos y extranjeros, han situado a Chile en los últimos 20 años como el segundo productor mundial del bendito pez carnívoro. ¿A costo de qué? También sé, y creo que sabemos, la respuesta. A costa de sus empleados explotados. ¿Eso es la llamada Flexibilización laboral? Otra palabra rebuscada para ocultar un sinónimo de explotación.

Peor aún, el Estado tiene una escasa capacidad de control, de apenas el 12% de esta industria, que está en pleno proceso de expansión hacia Aysén y Magallanes.

Entonces, ¿de qué se espantan estos señores, parte de la Alianza y algunos ciudadanos con las palabras de Escalona? Poner el dedo en la yaga sin duda que produce dolor, y ese dolor sólo viene a remorder conciencias pútridas que se han llenado los bolsillos de cobre, gracias a la explotación que sufren día a día las familias del sur de Chile. Que una palabra dura, sirva para provocar el debate que se provocó y para aceptar realidades que no se pueden seguir negando, como ya están acostumbrados muchos a hacerlo, incluso parte del Gobierno.

Google